Los primeros atisbos de actividad biológica en la Tierra pudieron haber surgido de erupciones volcánicas, según un nuevo análisis de experimentos realizados hace más de medio siglo, revela un estudio divulgado hoy por la revista Science.
Esos análisis, realizados con las técnicas más modernas, revelaron compuestos orgánicos no advertidos inicialmente y apuntan a una posible contribución de la actividad volcánica al comienzo de la vida en la Tierra, según científicos del Laboratorio Geofísico del Instituto Carnegie.
Los primeros experimentos fueron realizados por el investigador Stanley Miller de la Universidad de Chicago en 1953 y 1954.
Miller, quien murió hace dos años, fue el primero que demostró que las moléculas básicas de la vida podían sintetizarse mediante la aplicación de una corriente eléctrica a gases ricos en hidrógeno como el metano y el amoníaco para simular una atmósfera primordial.
Según los científicos del Laboratorio Geofísico, Miller estuvo en lo cierto al determinar que los gases de una erupción volcánica tienen un alto contenido de hidrógeno y que esa actividad geológica fue intensa en la candente alborada del planeta.
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